Se ha caído WhatsApp y siento que toda mi vida se desmorona. Al principio pensaba que era problema mío. Así que después de cerrar la aplicación, reiniciar el teléfono, resetear el wifi, quitar los datos, poner los datos, reinstalar WhatsApp, dejar el teléfono en valores de fábrica, llamar a mi compañía, ponerles verdes en foros y cambiar de operador… se me ha ocurrido preguntar a Amiwiki, la amiga que lo sabe todo. Y ella me ha dicho que es que estaba caído. Palabra de Twitter.
Por lo tanto, sí. Mi vida se desmorona. Sobre todo, la social. Puede parecer exagerado, pero con mi ritmo de madre, WhatsApp es lo único que me mantiene en contacto con la realidad. Que vale, que los mensajes de texto sí salen… pero no deja enviar fotos, ni audios, ni gifs. ¡Ni siquiera emojis! ¡¡Yo así no puedo mantener una conversación!! ¿Qué es esto? ¿La venganza de los SMS?
Lo peor es ese impulso de ir a enviarle un mensaje a alguien y darte de bruces con la realidad. Constantemente. Que no me hago a la idea, vaya. Me recuerda a eso que dicen de que cuando te amputan un miembro lo sigues sintiendo… ¡Es más! Puedo incluso comprender esa impotencia de la Edad Media. ¡Pero si se ha posado una paloma en mi balcón y he pensado atarle un mensaje a la pata! Tal ha sido el pánico.
Pero mirémoslo por el lado bueno: han dejado de darme la brasa con los grupos de las madres del colegio… Esos… ¡esos no paran! Sí, digo grupos, en plural. Uno por Emma, otro por María y otro más por David. Triple castigo. “Mamiguays”, se llama uno de ellos. Para qué os voy a contar lo demás. ¡Ah! Ni te desquicias porque te dejan en “visto”, ni te rayas con la última conexión de tu marido, ni te amargas con el “escribiendo… escribiendo…” de tu madre, ni te sacan de la ducha, ni te despiertan de la siesta… ¿Que WhatsApp se ha caído? ¡Ni tan mal, oiga!
Soy madre, pero no por ello tengo que meterme en los grupos de madres del cole. Mañana mismo los abandono todos. Y punto.
¿Prefieres que te lo cuente hablando? Puedes escuchar este contenido en el podcast que encuentras más arriba.
Cuanto cuesta quisiera conseguir para mis hijos y para mí sobrina