Cuento sobre el medio ambiente para niños + audiocuento

Cuento sobre el medio ambiente

Muchos papás y mamás buscamos un cuento sobre el medio ambiente con el que enseñar a los peques la importancia de cuidar y respetar el mundo en que vivimos, sobre todo teniendo en cuenta que será el planeta del que nuestros hijos dependerán a lo largo de su vida. Por eso hemos escrito un cuento sobre el medio ambiente muy especial, una historia que habla sobre la importancia de la huella ecológica y el respeto de los entornos naturales.

Ondina es una ninfa de las aguas que habita en un precioso estanque de aguas cristalina, pero la enorme afluencia de excursionistas amenaza con destruir su entorno, y eso ella, como guardiana de las aguas, no lo puede permitir.

Aquí tienes el audiocuento para que puedas escucharlo junto con tu peque. Si prefieres leerle este cuento sobre el medio ambiente directamente, encontrarás el texto más abajo.


Música: Dominio Público – Forest Night, por Phase Shift; Música de hadas y duendes (TMSC); Música de Hadas y duendes 2 (TMSC); Satin danger, por Kevin MacLeod.

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Cuento sobre el medio ambiente para leer: Ondina

¿Prefieres leérselo tú? ¡Estupenda idea! Nada suena más bonito que la voz de mamá o de papá. A continuación te dejamos este cuento sobre el medio ambiente por escrito. Puedes poner esta música de fondo para crear un ambiente mágico.

En lo más profundo del Bosque de los Susurros, al borde de un camino casi devorado por completo por ortigas y espinos, brota un manantial de agua fresca. La fuente forma un estanque de color turquesa del que beben las raíces de cientos de flores silvestres. Parece un lugar salido de un mundo mágico. Y en realidad, así es, pues bajo la superficie de límpidas aguas habita un ser solitario y misterioso: Ondina.

Hubo un tiempo en el que el camino que conduce al estanque de Ondina no estaba invadido por la vegetación. Era un sendero despejado que servía de ruta a excursionistas, pues discurría por entre algunas de las zonas más bonitas del Bosque de los Susurros: la Pradera Irisada, el Molino Encantado, las Cascadas de Plata o el Puente de la Alegría.

Al principio era un camino desconocido por casi todo el mundo, pero poco a poco, se fue llenando de excursionistas. Al principio, unos pocos. Después, algunos más… Al final, auténticas riadas de gente inundaban el lugar los fines de semana.

El estanque de Ondina se encontraba al final del camino. Las aguas del manantial eran tan refrescantes que los excursionistas aprovechaban para tomar allí un descanso, montando un pícnic y, en los días de calor, dándose alegres chapuzones en las pozas del estanque.

Cuando aún los visitantes eran pocos, Ondina los miraba con curiosidad desde el fondo del estanque. A veces acariciaba los pies de los niños y les hacía cosquillas. Como Ondina se sentía muy sola, le gustaba escuchar sus risas de vez en cuando.

Pero con los excursionistas no solo llegaron los niños y las risas: también llegó la destrucción. Muy pronto fueron demasiados pies pisoteando las flores del borde del estanque. Demasiados gritos que hacían huir a los pájaros. Demasiados niños jugando a arrancar setas. Demasiada basura olvidada o lanzada, sin más, a las aguas del estanque.

Poco a poco, aquel lugar que antaño parecía salido de un cuento de hadas, se fue convirtiendo en un paisaje de árido aspecto, de aguas sucias. Los animales abandonaron el lugar y donde antes crecían setas y bellas flores, ahora solo había basura. Y Ondina no pudo más.

-¡Yo soy la protectora de las aguas! -gritó.

Al pronunciar estas palabras, Ondina pasó de ser una criatura dulce y risueña a convertirse en un ser malvado y tenebroso. Del manantial comenzó a brotar agua envenenada y el estanque se volvió de un intenso color negro. Los árboles que bebían del estanque perdieron sus hojas y se convirtieron en enormes esqueletos de madera de formas espectrales. En un santiamén, aquel rincón se convirtió en un lugar lóbrego y sombrío donde los susurros se volvieron escalofriantes.

Cuando, el fin de semana siguiente, regresaron los excursionistas, quedaron absolutamente desolados.

-¿Qué ha ocurrido aquí? Todo está muerto -se lamentó un hombre mientras observaba el caos a su alrededor.
-¡Qué pena! Era un lugar tan bonito -respondió la mujer que lo acompañaba.

Entonces unos misteriosos susurros comenzaron a emerger de entre la maleza. Al principio se escuchaban bajito y se confundían con el crujir de las hojas de los árboles. Sin embargo, poco a poco se fueron haciendo más y más fuertes, hasta el punto de que podían distinguirse algunas frases. Era como si la propia Tierra les hablara de forma amenazante.

Marchaos…
¡Fuera!
Abandonad este lugar…

-¿Habéis oído esas voces?
-¡Sí, vámonos de aquí! Este lugar está maldito.

Los excursionistas se fueron, espantados. Y nunca más nadie se atrevió a acercarse al manantial de Ondina. El sendero que conducía hasta allí fue quedando oculto bajo la vegetación.

Y como la gente ya ni quería ni podía llegar hasta allí, el lugar se fue recuperando. Volvió a crecer la hierba y brotaron las flores, regresaron los animales, aparecieron los hongos. El agua del manantial volvió a borbotear con alegría y el estanque recuperó el color turquesa. Bajo su superficie, Ondina volvía a ser una criatura dulce y solitaria, un espíritu encargado de cuidar las aguas de los bosques.

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Curiosidades sobre las ondinas

Las ondinas son un tipo de ninfa protectora originaria de la mitología escandinava y germánica. Son espíritus de agua dulce y están encargadas de proteger ríos y lagos, y de mantener a salvo la naturaleza. Son seres amigables, pero cuando son desafiadas se convierten en despiadados espíritus capaces de causar estragos.

Existen distintas leyendas que tienen a Ondina como protagonista, historias antiguas en las que la ninfa cae en desgracia siempre por enamorarse de un hombre. En esta pequehistoria hemos preferido destacar su condición de protectora de la naturaleza, porque estamos seguros de que tú tienes mucho más interés en proteger el medio ambiente, ¿a que sí?

Consejos para cuidar el medio ambiente para niños

La acción humana es la principal responsable de la destrucción de los ecosistemas del planeta. Si queremos poder seguir disfrutando de la naturaleza, debemos ser cuidadosos con ella. Los niños como tú también pueden contribuir enormemente, por ejemplo reciclando, reduciendo el consumo de objetos de “usar y tirar” y haciendo un uso responsable de recursos como el agua.

También puedes contribuir mucho al cuidado del medio ambiente cuando vas de excursión: Evita no salirte de los caminos para no pisar animales y plantas, no arranques flores, intenta no subirte a los árboles, evita hablar muy alto o gritar para no molestar a los pájaros y otros animalillos, no caces insectos y, sobre todo, lleva una bolsa para guardar la basura. ¡Así ayudarás a Ondina a mantener el equilibrio de los entornos naturales!

Otros cuentos sobre ecología y cuidado del planeta

Si te ha gustado este cuento sobre el cuidado del medio ambiente, puedes encontrar algunos más en nuestro podcast de cuentos infantiles. Te recomendamos «Unas extrañas medusas«, que habla de las consecuencias de llenar de basura el mar, sobre todo de plásticos. Gracias a este cuento, los niños entienden mejor las consecuencias. También disponible en audiocuento.

Otro de nuestros cuentos dirigidos a concienciar sobre la importancia de respetar y escuchar a la madre Tierra es «El canto de los pájaros«, donde se les cuenta a los niños una historia real, protagonizada por la tribu de los Jarawa durante el tsunami que tuvo lugar en 2004 en el océano Índico. Este cuento también se puede escuchar en su versión en audiocuento.

¿Te gustan nuestros cuentos y audiocuentos? Encuentra un centenar de ellos en nuestra página de cuentos infantiles para leer o escuchar. ¡Y compártelos con otros niños, papás y mamás!