Cuento del Espacio para leer a los niños

cuento del espacio para leer

¿Buscabas un bonito cuento del Espacio para leer a los niños? Te dejamos Luna de Queso, uno de los más exitosos del podcast Pequehistorias, al que ahora puedes acceder en formato de texto. Cuenta la historia de tres niños que, a bordo de una nave espacial, viajan para descubrir si realmente la luna es un gigantesco queso Gruyere.

Antes de que continúes, te damos la opción de escuchar este cuento del Espacio directamente narrado por el equipo de Mumablue.

Audiocuento Luna de queso

Música: CC 0 Magic in the garden, por Rafael Krux. CC 3.0 Driving concern, por Kevin MacLeod. CC 4.0 Bouchedag, por Alexander Nakarada.

Si prefieres podérselo leer tú mismo a tu peque, aquí lo tienes. Puedes crear un ambiente especial si se lo lees con esta música de fondo.

Cuentos del Espacio para leer a los niños: “Luna de queso”

Alba, Rita y Román jugaban en su cabaña en el árbol cuando escucharon unos ruidos que procedían de un claro del bosque. El sol se había puesto y la oscuridad empezaba a caer sobre Villablue, pero de aquel claro emanaba un extraño resplandor.

Los niños se acercaron con sigilo, escondiéndose tras los arbustos para poder observar sin ser descubiertos. Y lo que vieron les dejó helados: ¡Unos extraterrestres correteaban alrededor de una nave espacial!

-¡Vámonos, si nos descubren nos llevarán a su planeta y experimentarán con nosotros! Lo vi una vez en una película- dijo Román.

Cuento del Espacio para leer

Rita permanecía muda. Estaba muy asustada. Pero lo cierto es que aquellos extraterrestres no parecían una amenaza. Jugaban, saltaban y reían. Alba se dio cuenta de que eran niños, como ellos.

-¡No nos harán nada! Sólo quieren jugar – les tranquilizó Alba.

Y antes de que ninguno de ellos pudiera reaccionar, Alba ya se dirigía hacia ellos con decisión.

-¡Hola! Os damos la bienvenidos a Villablue. ¿Os habéis perdido?

Los extraterrestres no hablaban su idioma, pero disponían de un sistema de traducción automático para comunicarse con los terrícolas.

-No, conocemos muy bien la Tierra, solemos venir una vez al año de excursión con el colegio.

Los extraterrestres le explicaron a Alba que, a veces, cogían “prestada” la nave espacial de su padre y se aventuraban por el universo.

-¡Guaaaauuuu! Me encantaría conocer la luna. ¡He oído que está hecha de queso!

Los extraterrestres se miraron, contrariados, ya que no sabían lo que era el queso. En su planeta no existían los mamíferos y, por lo tanto, no tenían leche para hacer queso.

-Si queréis podéis acompañarnos- invitó el pequeño extraterrestre.

Alba estaba contentísima ¡No podía creerse que fuera a viajar al Espacio! Pensó que sus padres no se preocuparían, ya que tenía permiso aquella noche para dormir en la cabaña del árbol. Le costó un buen rato convencer a Rita y a Román, pero, finalmente, los tres subieron a la nave. ¿Qué otra oportunidad en la vida tendrían de subir a una nave espacial?

El despegue fue espectacular. ¡Rapidísimo! Una vez atravesaron la atmósfera, Alba vio cómo la Tierra se alejaba cada vez más y más. La nave extraterrestre era increíblemente rápida.

No pasó mucho tiempo hasta que comenzó el descenso. ¡Habían llegado a la luna! Los extraterrestres les dieron unos trajes espaciales antes de abrir la compuerta.

¡La luna era alucinante! Más que caminar, había que moverse dando pequeños saltos, casi como flotando. ¡Era muy divertido! Sin embargo, Alba quedó un poco decepcionada al descubrir que la luna no estaba hecha de queso: su dura corteza era de piedra y polvo. No había nada más que cráteres, no eran los agujeros de queso Gruyere que parecían cuando se la veía desde la tierra.

Aún así, niños y extraterrestres lo pasaron en grande. ¡Jugaron y rieron tanto que les entró un hambre de lobo! Afortunadamente, Alba, Rita y Román llevaban en sus mochilas todos los víveres con los que pensaban pasar su noche especial en la cabaña. Así que organizaron un inusual picnic. Galletas, sándwiches, aceitunas, patatas fritas… ¡y distintos tipos de queso! ¡A los extraterrestres les encantó!

-Menos mal que la luna no está hecha de queso, si así fuera, hace tiempoo que ya nos la habríamos comido, dijo uno de los extraterrestres.

Todos rieron con ganas. ¡Terrícolas y extraterrestres habían pasado una noche formidable! Una experiencia que no olvidarían jamás.

Desde aquella aventura, Alba siempre miraba al cielo en las noches de luna. Y a pesar de haber comprobado por sí misma que se trataba de un cuerpo celeste hecho de roca, nunca dejó de imaginar que era un gran queso Gruyere.

Cuento del Espacio para leer

Curiosidades sobre la llegada del hombre a la Luna

En julio de 1969, el astronauta Neil Armstrong, a bordo del Apolo 11, se convirtió en el primer hombre en pisar la luna. Desde entonces, tan solo 12 astronautas en 6 misiones distintas han viajado a nuestro satélite. Todos ellos en los tres años siguientes.

Podemos saber qué sensaciones se experimentan en la superficie lunar gracias al relato de algunos de los astronautas que la pisaron. Contaron que una de las cosas más curiosas es el silencio, no se escucha absolutamente nada. Y que el cielo es completamente negro porque, aunque brilla el sol, como en la luna no hay atmósfera, tampoco hay moléculas que dispersen la luz.

Otra extraña sensación que los astronautas relataron fue el olor. Algunos lo describían como el olor a ceniza mojada. Otros dijeron que les recordaba a la pólvora, que huele como cuando alguien tira un petardo. Además, sorprende la proximidad del horizonte: parece estar muy cerca cuando en realidad no es así. Lo que ocurre es que como sobre la luna no hay absolutamente nada (ni árboles, ni edificios, ni postes de la luz…) el ojo humano no pueden tomar una referencia, por eso da esa sensación de estar muy cerca del horizonte.

En la luna tampoco se forman nubes de polvo que queden flotando: si se levanta polvo, este desaparece al instante, como si fuera absorbido por un gran aspirador. ¡Pero, sin duda, lo más maravilloso es la sensación de flotar! En la luna hay seis veces menos gravedad que en la Tierra, por lo que los cuerpos no son atraídos hacia el suelo con la misma velocidad. Por eso los astronautas que vemos caminando por la luna lo hacen dando graciosos saltitos que los mantienen suspendidos en el aire. ¡Sería fantástico poder viajar a la luna! ¿No crees?

Cuento del Espacio para leer a los niños

Seguro que tu peque ha disfrutado mucho con este cuento del espacio para leer a los niños. ¡Los peque alucinan con las historias del universo! En este cuento rescatamos una idea ficticia que ya está muy asentada en el imaginario colectivo: la de que la luna es un gran queso flotando en el espacio. Los niños se divertirán con unos alocados extraterrestres y las peripecias de los niños protagonistas, que viajan a la Luna a bordo de un cohete espacial muy particular. Además, al final del relato podrán conocer increíbles curiosidades sobre la llegada del hombre a la Luna.

Puedes encontrar otro cuento del Espacio para leer y muchos otros en nuestra página de cuentos infantiles para leer. ¡Echa un vistazo!