¡No me digas más! Tu peque te ha pedido un cuento del circo y por eso has llegado hasta aquí. ¡Eso son grandes noticias! Para nosotros, porque así tenemos el placer de saludarte; y para vosotros, porque habéis llegado a una página mágica que contiene un cuento sobre circo basado en valores y que enseña a los peques la importancia de no rendirse jamás cuando se tiene un sueño.
¡Pero no es todo! Este cuento del circo para niños cuenta con su particular versión para escuchar, un audiocuento evocador, lleno de realistas efectos y músicas circenses que trasladarán al niño a un mundo de diversión y trampantojos.
📣 ¡Señoras y señores! ¡Niñas y niños!
Sean bienvenidos al gran cuento del circo de las hormigas!
Músicas Public Domain y CC 2.0: My Giant Bunny Friend, de Bryan Tech; Circus Theme Song, de Alexander Nakarada; Barnville, de Rafael Krux; Música de circo, de Music And Sound México, Llama in pajama, de Rafael Krux; Attic Secrets, de Rafael Krux; Alls Fair In Love, de Bryan Tech; Parhelion, de Alexander Nakarada.
¡Pero, espera! Tal vez lo que estabas buscando era un cuento del circo para leérselo tú, con tu propia voz. ¡Enseguida lo arreglamos! Nada por aquí, nada por allá… nos sacamos de la chistera el cuento del circo de las hormigas en su versión para que lo lean los papás. ¡Así de simple! Pero no hay por qué renunciar a la magia: aquí dejamos una musiquita de fondo para crear ambiente. ¡Solo dale al play y comienza a leer!
La domadora de Hormigas para leer
A todos los niños les gusta jugar con hormigas, pero en el caso de Carmen… ¡Era su pasatiempo favorito! Le encantaba observarlas, mirar cómo desfilaban sin descanso en busca de comida y adornar la puerta de sus hormigueros. Intentaba no molestarlas, pero no podía resistirse a jugar con ellas poniéndoles delante un dedo para que se subieran en él. Pero las hormigas siempre lo esquivaban. Tan pronto como Carmen colocaba su mano, una hoja o un palito delante de una de ellas, ésta cambiaba el rumbo repentinamente y continuaba su camino. ¿Cómo lograr que las hormigas le hicieran caso?
Aquel fin de semana llegó el Circo, con su carpa de colores, sus carromatos… ¡Y sus fieras! Carmen acudió a ver el espectáculo.
– ¡BIENVENIDOS SEÑORAS Y SEÑORES, NIÑOS Y NIÑAS, AL GRAN CIRCOOOOO AAAALEGRÍAA! -presentó un señor muy elegante vestido con un esmoquin.
Carmen disfrutó mucho con los malabaristas, los funambulistas y los payasos. Pero lo que más le impresionó fue el espectáculo del domador: era capaz de conseguir que leones, elefantes y osos hicieran lo que él quisiera. Así fue como Carmen decidió que sería Domadora de hormigas.
Durante un año entero, Carmen practicó con las hormigas. Intentó domarlas de mil maneras: visitándolas todos los días, poniéndoles nombre e incluso llevándoles algún que otro terrón de azúcar… ¡Pero nada! Las hormigas ni siquiera se le acercaban un poquito. ¡Eran absolutamente indomables! Entonces el circo regresó a la ciudad.
“¡Señoras y señores! ¡Niños y niñas! ¡Ha llegado el Circo Alegría! Payasos, trapecistas, malabaristas, leones, elefantes! ¡No se pierdan el espectáculo del Circoooo… Aaaaalegríaaaa!”
El sonido procedía de un megáfono colocado en el techo de un destartalado coche que recorría la ciudad anunciando la llegada del circo. Al escuchar el anuncio, Carmen tuvo una idea. ¡Iría en busca del domador de fieras para pedirle algún consejo!
Al llegar al recinto en el que el circo había montado su campamento, Carmen se dirigió a una mujer muy estrafalaria. Vestía un maillot con tutú el iba muy maquillada. Llevaba el pelo recogido en un enorme moño del que sobresalían largas plumas de pavo real.
– Hola, buenos días. Busco al domador -saludó Carmen.
– Lo encontrarás en el tercer carromato. ¿Lo ves allí? – indicó la estrafalaria mujer. Y matizó: Aquel que tiene dibujados un elefante y un león.
Tras darle las gracias a la exótica bailarina, Carmen se encaminó al carromato del domador. Una vez estuvo delante, llamó con los nudillos a la puerta. Una voz áspera y desganada se coló por las rendijas:
– ¿Quién es?
– Hola, señor domador. Me llamo Carmen. Quería hacerle una pregunta -se presentó la niña.
La puerta se abrió. Ante ella estaba un hombre bajito y barrigón. Llevaba varios días si afeitar y tenía un aspecto muy descuidado, parecía algo enfermo.
– Dime. ¿Qué quieres? – casi le increpó el desastrado domador.
– Me gustaría saber cuál es el truco para convertirse en domador. ¡Me gustaría mucho convertirme en domadora de hormigas!
El domador miró a Carmen de arriba a abajo durante unos segundos. Luego se echó a reír.
– No se puede domar hormigas, niña. No seas ridícula -se burló el hombre – Ni siquiera un experimentado domador como yo sería capaz de algo semejante. ¿Es que no sabes que la hormiga es uno de los seres más tontos del planeta?
Carmen estaba muy enfadada. ¡Ese domador era un ridículo fanfarrón! Así que no dejó que sus palabras la empujaran al desánimo y continuó intentando, sin descanso, domar a las hormigas.
Pero una tarde, Carmen se rindió. Lo dio por imposible. Las hormigas eran, ciertamente, indomables.
– ¡Me rindo! -sollozó la pequeña.
En ese momento, se fijó en un extraño anciano que había junto a ella. ¡Era como si hubiera aparecido de la nada! Llevaba un traje de domador muy desgastado. Parecía muy antiguo.
– ¡Nunca te rindas, Carmen! -le aconsejó el anciano con tono afable.
El hombre se agachó y extendió su mano hacia el hormiguero. Entonces ocurrió algo maravilloso. Primero fue una hormiga la que subió a su mano y entonces todas las demás hicieron lo mismo. Al cabo de unos segundos, un río de hormigas, muchas más de las que Carmen había visto jamás juntas, trepaban hasta la mano izquierda del viejo domador. Entonces el extraño señor comenzó a mover el dedo índice de su mano izquierda como si se tratara de una batuta. Las hormigas comenzaron a agruparse, a dispersarse, a trepar unas encima de otras. Con cada orden que el viejo domador les daba, construían con sus cuerpos una figura tridimensional en el aire. ¡Parecían esculturas!
– ¡Guaaaaau! ¿Cómo lo ha hecho? – exclamó Carmen, sin poder creer lo que veían sus ojos.
Entonces el viejo domador le contó su secreto.
Una sola hormiga únicamente es capaz de entender un trocito muy pequeño de su realidad y sólo puede hacerlo si está delante de sus narices, porque su cerebro es muy limitado. ¡Pero muchas hormigas juntas son otra cosa! En grupo, las hormigas funcionan como las neuronas de nuestro cerebro. Cada una de ellas traspasa un poquito de información a las demás y es así como ocurre la magia!
Mientras decía esto, la columna de hormigas continuaba esculpiendo bonitas figuras en el aire: corazones, estrellas, pájaros….
– ¡Fíjate bien! Ahora daré una orden a una de ellas, y verás cómo las demás se van avisando unas a otras para seguir su ejemplo -explicó.
El domador misterioso tocó a una de las hormigas con su dedo meñique. ¡En mismo instante la columna de hormigas empezó a agitarse intensamente antes de deshacerse y volver a convertirse en un río de hormigas que regresaban a su hormiguero. Una vez que la última de ellas se hubo ocultado, el hombre se desvaneció como lo haría un fantasma.
Tan solo dos meses después, tras aplicar con esfuerzo y tesón las enseñanzas del viejo domador, Carmen se había convertido en la mejor domadora de hormigas del Mundo. Mejor dicho: ¡En la única domadora de hormigas del mundo!
Y, por fin, había llegado el gran momento. ¡Era el día de su debut artístico en una concurrida plaza de la capital!
Carmen había preparado una enorme pancarta donde anunciaba el espectáculo. Vestía una chaqueta de domador de color rojo. A su alrededor había pequeños aros, banquetitas en miniatura, minúsculos conos de colores. Incluso la acompañaba su mejor amigo como presentador. Incluso la acompañaba su papá, Perico, como presentador.
La gente que pasaba por delante esbozaba una sonrisa. ¿Un circo de hormigas? Pensaban que se trataba únicamente de un juego por parte de una niña con mucha imaginación. Aún así, varias personas comenzaron a arremolinarse en torno al improvisado escenario callejero.
Y el espectáculo comenzó.
– ¡Bienvenidos señoras y señores, niños y niñas al Gran Circo de las Hormigas! – anunció su papá con entusiasmo.
Entonces Carmen comenzó a mover su dedo y, como si se tratara de una varita mágica, una hormiga apareció. Y luego otra, y otra… y otra, y otra, y otra… ¡y otra más! A los pocos segundos, miles de hormigas funcionaban a las órdenes de Carmen. Saltaban por los pequeños aros, bien de una en una o en auténticas riadas. Se encaramaban a las banquetas haciendo castellets. Esculpían diferentes formas dependiendo del color del conito al que se treparan. ¡Incluso adquirieron forma humana para hacer equilibrios sobre una gran pelota amarilla! La gente estaba entusiasmada. Sus exclamaciones podían escucharse aún por encima de la música. En el gran número final, todas las hormigas se agruparon formando una hormiga gigante tridimensional que se alejó caminando hasta desmoronarse encima del hormiguero.
La ovación fue sensacional. Ensordecedora. La gente aplaudía, silbaba, daba gritos de admiración. Carmen estaba muy emocionada por haber cumplido su sueño.
Los ojos se le llenaron de lágrimas de alegría y emoción. Pero eso no le impidió ver, entre el gentío, al viejo domador, quien aplaudía junto con los demás mientras asentía con la cabeza en señal de aprobación. “¡Nunca te rindas, Carmen!” decía su mirada.
Curiosidades sobre las hormigas
Las hormigas son uno de los insectos más desarrollados. Viven en colonias con alto grado de organización social. Al igual que pasa con las abejas, en cada hormiguero hay una hormiga reina, varios machos y muchas hormigas obreras. Cada hormiga nace con una profesión asignada. ¡Así que nunca le preguntes a una hormiga qué quiere ser de mayor!
El cerebro de una hormiga es muy pequeño y tiene poquísimas neuronas. Es su organización social lo que las convierte en un superorganismo. ¡Es decir, cada una funciona como una neurona y todas juntas son como un supercerebro!
Las hormigas evolucionaron de un antepasado parecido a las avispas. Llevan en la Tierra más de 130 millones de años. ¡Hay tantas hormigas en el mundo que, si las pusiéramos todas juntas, ocuparían mucho más que todos los seres humanos juntos!
Las hormigas tienen un increíble superpoder. ¡Pueden levantar 50 veces su propio peso! Si fueras tan fuerte como una hormiga podrías coger en brazos una jirafa. Algunas especies de hormigas trabajan como pastoras. ¡Tienen rebaños de pulgones e incluso hacen algo parecido a ordeñarlos!
¡Ah! Y también pueden convertirse en zombies: esto ocurre cuando un parásito las infecta y se apodera de los movimientos de su cuerpo.
Las hormigas no trabajan en los circos. En los espectáculos circenses solo se pueden encontrar mamíferos. ¡Pero cada vez menos!
Desde hace algunos años, en muchos países están prohibidos los circos con animales. Esto es así porque el entrenamiento al que los someten los domadores es muy cruel. ¿Imaginas lo difícil que es lograr que un oso baile sobre una pelota, un león cruce aros de fuego o un elefante se sostenga sobre dos patas? Esto se consigue mediante castigos terribles que asustan a los pobres animales y anulan su voluntad. ¡Donde mejor están los animales es en el campo, haciendo cosas de animales!
Cuento del circo con valores y muchas propuestas más
Este cuento sobre el circo va mucho más allá de las clásicas historias circenses, porque enseña a los más pequeños cómo la tenacidad y el esfuerzo es la única vía que conduce a alcanzar los sueños. La domadora de hormigas invita a no rendirse, a no desfallecer, abandonar, o dejarse arrastrar por las palabras de aquellas personas que no creen en nosotros. ¡Es una bonita historia llena de valores que no olvidará!
Pero no es la única. En Mumablue hemos escrito muchos otros cuentos infantiles con valores, además de historias de aventuras, de fantasía o terroríficamente divertidas. Puedes encontrarlas todas en nuestra página de cuentos cortos y divertidos para leer a los niños. ¡Si tu peque adora la poesía, te invitamos a descubrir un sinfín de poemas que le arrancarían una sonrisa a la mismísima Gloria Fuertes. ¡No te quedes en este cuento del circo y descubre todo el alcance de la magia de Mumablue!
¡Ah! Y todos ellos traen como extra su propio audiocuento totalmente gratis, para que inicies a tu peque en la cultura de la escucha y se mantenga más tiempo alejado de las pantallas. ¡Nada hay más evocador que el sonido!
Imagen CC 2.0: Circo; Domadora; Hormigas