Ser madre en cuarentena es multiplicarse, al menos, por tres. ¿Os acordáis de cuando creíamos que lo del confinamiento iba a ser cosa de una semana? ¡Mira, por fin concilio! Nos dijimos muchas madres para nuestros adentros… ¡Qué ingenuidad! ¡Qué inocencia infantil! ¡Qué ternura me inspira mi yo del pasado! Aaaayyy… Más de un mes después encerrada en casa con tres niños, con teledeberes, teletrabajo y telediario, me doy cuenta de la fina línea que separa conciliación y estar muy pringada. Ser madre en cuarentena
Que, oye, lo de pasar tiempo con los hijos está muy bien… ¡pero a estas alturas, he subido a los míos a Wallapop! Por lo visto hay sobreoferta… Tranquilos, es broma, nunca vendería a mis hijos… ¿por qué venderlos si los puedo regalar? Dejando los chistes aparte (y antes de que algún asistente social me abra una investigación un poco incómoda) diré que a mis hijos los quiero mogollón, son mi razón de ser, mi verdadero motivo para seguir adelante… mi dolor de cabeza y de espalda. ¿No estábamos siendo sinceros?