Mamá, ¿tú a qué le tienes miedo?, me preguntó el otro día María, mi hija mediana. “A la vuelta al cole 2020”, respondió mi mente, de forma automática. Porque sí, amigas, la verdad es que llevo ya unos cuantos días con pesadillas, solo de pensar que se nos vuelve a venir encima el numerito de los teledeberes. Los telediarios dicen que el cole empezará la segunda semana de septiembre, Coronavirus mediante. ¡Y yo no me fío ni un pelo!
Ya se sabe lo que dicen: que “madre precavida vale por dos”, así que, por si acaso, en vez de material escolar, me he hecho con varios “imprescindibles para la vuelta al cole 2020”. Así, en caso de que vuelvan a nombrarnos a los padres profesores titulares, el apocalipsis no me pillará desprevenida.
Lo primero que he hecho para engrosar mi lista de la Coronavuelta al cole 2020 ha sido comprar una impresora, a tenor del gusto del sistema educativo por las fichas en papel, en plena era digital. Pero no os creáis que la he comprado nueva. ¡No, no! He pillado una en Wallapop. ¡Y no sabéis lo que me ha pasado! Resulta que he comprado la misma que vendí yo en Milanuncios hace años. Pero no me refiero al mismo modelo, noooo, LA MISMA. LA MÍA. Lo sé, porque aún conserva en un lateral una pegatina de los Hombres G. O sea que ha vuelto.
Eso sí, he pagado por ella el triple de lo que gané cuando la vendí. ¡Que con todo este tema de los teledeberes están cotizadísimas! Ah, pero amigas, con ella me venía de regalo 10 tomos de una enciclopedia Espasa de los 80, ¡Por si hay que refrescar conocimientos! (Digo yo que el mundo no habrá cambiado tanto desde entonces, ¿no?) Vale que le hemos dicho adiós a la peseta, ha abdicado un rey (y se ha exiliado) o que la Real Academia de la Lengua ha admitido palabras inauditas mientra quita tildes imprescindibles sin remordimientos, pero… ¡Nah, eso no entra!
Al margen de mi adquisición estrella para esta “vuelta al cole” 2020, me he hecho con otra serie de objetos que creo que me pueden ser utilidad: un péndulo de himnosis por si se ponen burros (“especial para niños confinados”, me ha asegurado la del bazar de santería), una estampita de “Virgencita, virgencita que me quede como estoy” para rezarle desde YA, un timbre para simular la hora del recreo y crear una atmósfera más escolar y organizada, un tilo (Sí, el árbol, que tantas cajas de infusiones no me caben en la despensa), unos auriculares antirruido que le he birlado al tipo del soplahojas que curra de buena mañana (para que, así, de paso, oiga lo que oímos los demás), Medio curso de inglés de Vaughan por entregas (vamos por partes)…
¿Y qué más? ¡Ah, sí! He pedido presupuesto para que me construyan una habitación del pánico. De triple puerta acorazada, infranqueable. Dentro quiero montarme la oficina, por si las moscas…
Soy madre, y madre precavida en teledeberes vale por dos… Y punto.
¿Con la preocupación de que los coles cierren de nuevo este año no te puedes concentrar en la lectura? ¡No pasa nada! Puedes escuchar este post, con mucho ambiente, en el podcast que verás arriba del todo.